jueves, 22 de septiembre de 2011

Water on the road


¿Cuando vas a madurar? Esa pregunta, que me hicieron más de 100.000 veces, nunca fue un desafío para mí, nunca creí que madurar estuviese dentro de mi presupuesto vital, nunca, ni por un segundo creí necesario permutar mis remeras de Hendrix por otras con cuello polo y rayas monotonales. Siempre creí que lo mejor era dejar de cumplir mi edad o "nunca cumplir toda mi edad" o quedarme estancado en el digno oficio de la adolescencia, adolescer, sufrir, trancar todas las puertas para masturbarme o soñar con un inmenso solo de guitarra en el amanecer de un futuro lleno de drogas, grupis y una frente sin invasores sebáceos.
La madurez es otra cosa, tiene que ser otra cosa, no puede ser para todo el mundo la corbata que nos atan al cuelo para que respiremos mejor el aire de la oficina, no puede ser la conciencia de que todo lo que pensábamos era un montón de mierda, aviador un carajo, astronauta mis huevos, y ese baterista que cambió todos sus discos de Rush por una ventanilla de Interbanco donde marca durante 8 horas diarias el tempo inmisericorde de los sellos. La madurez tiene que ser un regalo, un peine que decidimos usar cuando nos quedamos pelados, tiene que ser ese condimento de la experiencia cuando ya hemos decidido que todo lo vivido lo hemos vivido ya a los 10 años, más intensamente (E. Lihn).
La madurez tiene que ser Eddie Vedder, 20 años después de Alive, cantando las canciones de Water on the road, ese simulacro de agua, ese espejismo que siempre va a estar enfrente nuestro, esa utopía que perseguimos en la camioneta familiar rompiéndole los huevos al viejo que va al volante, preguntando: ¿cuándo vamos a llegar al agua papá?



1 comentario:

nosoyneo dijo...

el agua en la ruta calma la sed del triper q llevamos dentro