miércoles, 27 de julio de 2011

2004 / La nueva sensibilidad

Con unos amigos, le decíamos "la nueva sensibilidad". Era 2004 y aparecieron al mismo tiempo una serie de discos de artistas que no alcanzaban a componer un género en el sentido delimitante del término, convenía llamarle así o no llamarle: ¿bucólico, místico, psycho?
Había, sin embargo, muchos puntos en común entre estos artistas. En primer lugar una notable influencia del folk gringo, el hill billie, bluegrass y el country, Bob Dylan, algo de blues, sonidos raros como un arpa de concierto en el caso de Joana Newsom en la cual ensayaba una serie de acordes disfónicos y armonías bastante complejas. Otra cosa en común es un sentido naif, casi de dibujo infantil, que propone esta música.... tralalalases, vocecitas de duendes, referencias a Elvis entre balbuceos y canciones como Peach Plum Pear que encabezarían cualquier soundtrack de cumpleañito con más justicia que Piñon Fijo (payaso facho que te ordena cosas como: manos al frente, dedos arriba) o Candy Land de Coco Rosie que combina agudos arpegios de arpa con líneas vocales de soprano. Rememorando, encontré estos discos del 2004, discos de la nueva sensabilidad, del New Bizarre Folk como escuché por ahí que le llamaban.



Sale a luz el 24 de Abril de 2004. Odio usar la palabra ecléctico, pero si hay alguien que merece ese calificativo es Devendra, yankee, criado en venezuela, hippie, entre budista y surrealista, que coquetea con un amplio repertorio de influencias como Elvis, Billie Hollyday, Atahualpa Yupanqui, Syd Barret, Nick Drake y Manu Chao . Este disco en apariencia parece muy simple, pero en verdad tiene una instrumentación muy completa, y un concepto de composición muy diferente a todo lo que uno suele escuchar. Las letras hacen referencia, siempre con mucho humor, a cuestiones del oriente como 7. The beard is for Siobhán... a cuestiones surrealistas como 15. Insect eyes y paisajes totalemente infantiles como 12. Todos los dolores. Muy buen disco, uno no tarda en acostumbrarse a la voz de Devendra, "a real good time, a good time" como dice una de sus canciones.



La Maison de mon Reve, CocoRosie
Las hermanas Bianca (Coco) y Sierra (Rosie) Casady se suman a la nueva sensibilidad del 2004 con un excelente album titulado La Maison de Mon Reve, mixturando el gospel, lo-fi pop, canto lírico, el "new folk" o "new weird américa" como le llamaban a los nietos desviados de Dylan. Rosie por lo general hace las primeras voces, tiene una voz dulce, limpia, tirando a soprano, además de tocar la guitarra, el piano y el arpa. Coco por su parte, con un falsete bastante único hace los acompañamientos, una voz rota, infantil, entre feérica y desganada, y le agrega los juguetes: lluvia cayendo en una palangana, sonajeros, llaves, flautas chinas, radios viejas, etc... dandole ese sonido tan característico a Coco Rosie, como si los juegos olvidados de un parque se pusieran a cantar. De este disco, en particular, mi canción favorita es Terrible Angels, la primera canción, que hace una referencia a la segunda elegía (Elegías del Duino) de Raine María Rilke que dice: Every Angel is Terrible ("todo ángel es terrible). Y luego todas las canciones son muy bonitas, a mí me sirve mucho para el cuelgue, sobre todo Tahiti Rain Song con ese delicioso ruidito de lluvia y la flauta.

The Milk Eyed Mender, Joanna Newsom



Después de haber visto la foto de Joanna, van a saber por qué estoy platónicamente enamorado de todo lo que hace, dice, no hace y no dice. En 2004, escuché la voz de una niñita chillona tocando el arpa como si no fuera un arpa, como si fuera cualquier cosa menos un arpa, haciendo ritmos sincopados y con los bajos bien profundos. Y al toque la googleé, apareció esta elfa que ven en la foto, en un paisaje nevado, con las orejitas puntiagudas y una mirada que te obliga a perdonarle todo lo malo que pueda haber en ella. Ella es de California, de Nevada, contrariamente a lo que uno podría pensar, y sacó The Milk Eyed Mender en marzo de 2004, donde combina el arpa con un piano electrico "wurlitzer", un piano y "harpsichord" (no se como mierda se traduce eso del hebreo al común). Este disco me jodió el alma de ternura, todas sus canciones son como jugar con la tierra estando "recién bañadito", te cuenta cosas de niños en Bridges and Balloons, te da su versión de las fábulas tradicionales en Sprout and the Bean, se vuelve medio filosófico-vital el rollo con The Book of Right-on, mítico en Cassiopeia, Dadá con Peach Plum, Pear y onomatopéyico con Clam, Crab, Cockle, Cowrie. Divertido, tierno, un disco para esconder abajo de tu almohada.

Our Endless Number Days, Iron and Wine


Sam Beam es el anti rock heroe, no creo que nunca se haya picado con nada, ni posado con un rifle en la boca, ni fotografiado con una grupie saliendo del baño de un boliche. Hijo de una profesora en el tranquilo estado de Carolina del Sur, más vinculado a la vida de granja que al desmadre noventoso de Seatle, se convierte en profesor de Cine en la universidad de Miami. Sus influencias son claras: Neil Young, Elliot Smith, Nick Drake, un sonido claro y melancólico que se sustenta en acordes acústicos y una voz tan delicada que parece salir directamente de su boca. Endless Number Days sale en marzo de 2004, con un track list que evocan un ideal campestre donde la vida simplemente pasa sin mayores complicaciones como bien dice en la canción Passing Afternoon: "There are things that drift away like our endless, numbered days". Este disco es uno de los materiales más poéticos de este siglo, Naked as we came, On Your Wings, Love and Some verses, Fever Dream, son canciones monótonas, lentas, que recorren el blues, el country y la balada con una sutileza que solo Sam ha sabido regalar a la música.

viernes, 15 de julio de 2011

Top 5 para tu fiestita Hipster

¿No sabés qué es un hipster?, fichá este video: HIPSTER ATTACK

Ok... hoy es mi cumpleaños y quiero celebrar en KFM&LHCB con este top 5.

Para quiénes no me conocen todavía, fichen este video: INFINITE BLUES

Soy el que pone caras raras cuando toca la guitarra, el otro es Paulitios, un hibrido paragua-chilensis, hipster, aunque no parezca. Ahora que saben quien soy, felicítenme mierdas.

Sin más acá va el Top, enjoy.









jueves, 14 de julio de 2011

Los Great Delta Blues Singers


El blues nace en los campos de algodón y junto a las vías del naciente tren que conectaría los Estados desunidos. Era dejar la asada contra una pared y agarrar la guitarra, era seguir el ritmo con los zapatos cansados y cantar, cantar sobre el trabajo duro bajo el sol, sobre el regreso a la casa, a la mujer y el amor que nace en la pobreza del hogar. Robert Johnson le cantaba a su hermano Willie Brown, otro genio de la guitarra como él:

You can run, you can run, tell my friend-boy Willie Brown
You can run, tell my friend-boy Willie Brown
Lord i'm standin' at the crossroad, babe, i believe i'm sinkin' down

Tocaban todos juntos, Willie y su Missisipi Blues, Robert y su Crossroads, Charly Patton wachin the moon going down. Estamos hablando de los años 30, mucho antes de que aparezcan los minicomponentes de 1200 watts de potencia, los amplificadores y procesadores de efecto, cuando la música se escuchaba en vitrolas que había que dar cuerda y la guitarra era un pedazo de madera con nylon... nada podía sonar mejor que la voz profunda y potente de esta generación: Los Great Delta Blues Singers, como se los conocería cuando aparecieron las grabaciones grabadas entre el 28 y el 30 en 1994.
Son muchas las grabaciones que se perdieron, grabaciones de Paramount, cuando los negros eran vistos como algo apenas arriba de los animales y ocupaban los últimos asientos de los colectivos. Aún así esta generación a la que se suman Luke Thompson, Thomas Cole, Son House, Howlin Wolf, John Lee Hooker, Sonny Boy Williamson, Muddy Waters, sirvió de base para el nacimiento de toda la música del siglo XX, especialmente el rock and roll que en las manos de Chuck Berry, de Little Richard, y de Elvis alcanzó su popularidad.
El estilo del Delta abrió la imaginación de la música, introdujo estilos como el bottleneck o slice que serían luego herramientas indispensables para la música de Pink Floyd o Dire Straits por ejemplo, los bajos sincopados marcando el ritmo de blues con mucha potencia y a veces bastaba con 1 solo acorde.
En esa época el blues era la subcultura, el under, que nacía de la opresión y la pobreza de las plantaciones. Quiero recordar esos viejos tiempos con algunas de mis canciones favoritas:

ROBERT JOHNSON: CROSSROADS

WILLIE BROWN: MISSISSIPI BLUES

CHARLIE PATTON: MOON GOING DOWN


Sonny Boy Williansom y Muddy Waters

jueves, 7 de julio de 2011

The Passenger: Manchester Apollo 1977



Monoteísmo las pelotas. Dios agua, dios luz, dios telefono, dios internet, todos te pasan la factura a fin de mes y como tributo bajamos la cabeza y manejamos en círculo. Fin de mes, la cabeza llena de humo... y no del liberador... del otro, el opresivo humo del pucho que mezclado con café negro conforman el sutil látigo moderno que esgrime el Olimpo de las facturas para darnos uno que otro guachaso y seguimos, seguimos, seguimos, verde, bocina.
Entonces la conciencia aclama el momento de catarsis, el exceso del Yo que está atrapado en un recipiente de isopor con el almuerzo que subió 3 lucas y media en el cazador. Aclama por una botella de Jack Daniels y siempre el mismo video: Iggy Pop cantando Passanger en vivo en el Manchester Apollo de 1977.
Estoy solo, ebrio y 2 manes de seguridad le levantan a la escualida y movediza iguana del rock que está tirada en el piso del Apollo. Se incorpora, baila, le da vueltitas a los guardias, con los ojos que parecen dos canicas a punto de caerse y rodar por el suelo. Suena el riff de The Passenger, su cuerpo se recobra unido al ritmo de la música y busca el microfono. Parece que va a cantar pero se queda callado y hace un gesto muy extraño con los brazos, muy buena metaanfetamina se mezcla con su sangre, purita de los 70, la adrenalina sube y el microfono por fin se pega a su boca: "I am the passanger, and I ride, and I ride". Esa voz, gruesa, masculina de Iggy, la misma que mucho tiempo después cantaría Familiar Places con Francois Hardy mostrando que le pasea al estandar jazz, la misma que sedujo a David Bowie, quien le acompañó durante toda la primera gira de los Stooges en el teclado...
I desde ahí todo va en aumento, bailo con Iggy, solamente creo en él, en ese concierto del Manchester Apollo con sus vaqueros rotos y su torso moviéndose como un mandi'i que volvemos a dejar en el río, él es Dios, mi monoteísmo de jueves por la noche cantando:

And everything was made for you and me
All of it was made for you and me