lunes, 27 de junio de 2011

D'Monique and The Homeless



No puedo salir mucho. El laburo, mi nenita, el estrés que genera pequeñas implosiones que se manifiestan en cabellos blancos y extrañas erupciones dérmicas, la obligación impuesta de escribir todos los días antes de dormir... por eso no pude escuchar antes a D'Monique, por más que me picaba en todo el cuerpo.
Amo el blues. Desde siempre vengo escuchando a los clásicos, a Muddy Waters, Buddy Guy, Chuck Berry, Aretha Franklin y su hna Emma, Howlin Wolf, Screamin Jay, Robert Johnson, and company. Ese sonido crudo de las cuerdas tomando impulso, como un enorme y grasoso tren que hace camino atravesando el desolado sur de los Estados Unidos, donde una bella y oprimida sociedad negra cantaba sus amores, sus penas, y todos esos otros rollos humanos que se desprenden del polvo como un poderoso y tristísimo vibrato que conmueve hasta el último vaso de Bourbon barato.
Creo que nadie me ha hecho sentir mejor que Gershwin al componer Summertime o Nina Simone cantando I Got Life y tocando el piano con un ritmo maravilloso, algo en mi sangre gringa me estira hacia ese lado de la música, y puedo cambiar toda la música del mundo por un solo de guitarra de B.B. o un Scat de Ella Fitzgerald.
En Paraguay he escuchado cosas en el pasado. Yer Blues cantando "Yes i'm lonely, gonna die, and if i'm dead already, girl you know the reason why", en la playa del Yacht mientras tomaba un pronto shake sacudido por el sol de febrero. Laura Lotito cantando un blues entremedio de los standard jazz, con su voz aguda, dolorosa, de alguna manera excitante y de otra no tanto. Los proceres de Mayo flirteando con el rockabilly... un jingle, el de la rock and pop, un maravilloso acontecimiento que nace no sé cómo ni dónde pero que se siente como una buena lavada de cara en el peor de los escenarios.
Y de repente aparece como un aguacero inesperado, como si hubiera existido ya desde hace décadas en la sed de nuestros bares; una washboard band haciendo rasgadas y apasionantes versiones de Janis Joplin, del gran Muddy, de Etta James, con slice guitars y armónicas nostálgicas.
Y viejo, la voz de esta chica Mónica, suena como si alguien agarra toda la música del mundo en una sola infinita partitura en la mano y la rompiera de arriba abajo en la cara de Ludwig Van y al mismo tiempo, como una siesta de sexo con las ventanas abiertas, sudando, con el ventilador acompañando con un ligero golpeteo el jadeo que va increcendo hasta el orgasmo.
Monique o Monica o quien carajo sea, la Hoochie Coochie girl haciendo lo suyo en las tablas, negra en la sangre, en el estómago, negra como esos escalofríos que resuenan en la garganta de Howlin, negra como el más profundo y desolado blues que haya escuchado, como Etta James, nuestra Etta... que canta:

The Gypsy Woman told my mother
Before I was born
You got a girl child's comin'
She's gonna be a son of a gun
She gonna make all the men
Jump and shout

Para escucharlos visiten su Band Page en You Tube.... vale, cada segundo.

No hay comentarios: